Muchos cuentan que este ser, tiene la apariencia de una calavera y en donde deberían estar sus ojos, hay dos bolas incandescentes. La Llorona tiene una larga túnica deshilachada, pelo desaliñado largo donde se posan luciérnagas o cocuyos. Tiene enormes manos huesudas y ensangrentadas que sostienen una especie de bebé muerto. En su caminar suelta alaridos y quejas que espanta a quien sea que la escuche.
Pese a existir muchas versiones de la Llorona, sin embargo, Agustín Jaramillo Londoño (Folclorista Antioqueño) dice que hace mucho existió una Joven modista de las épocas de guerra, creyó estar viuda, así que tuvo un hijo con un soldado de que se enamoró. Pero poca duraría su nueva felicidad al enterarse que su anterior marido estaba vivo e iba a regresar donde ella. Temiendo la suerte de que pueda pasar lo peor, tomó a su bebé y corriendo hacia el oscuro río, se lanzó en las aguas bravas en medio de lamentos.
Otra versión cuenta que la Llorona se originó a base de una bella quinceañera mulata que tuvo un hijo con un amante. Desconcertada qué camino tomar ante la posible indiferencia de su familia, decidió ahogar a su bebé en una noche de luna; pero su remordimiento fue más grande que decidió regresar donde su bebé pero sólo lo encontró sin vida. Desde ese entonces en cada noche de luna llena, se oye gritar terribles lamentos de la Llorona buscando a su hijo diciendo: "Aquí lo dejé... Aquí lo dejé... ¿En donde lo encontraré?"
Según la versión del poeta Diógenes Armando Pino, hace mucho una joven de buena familia se dejó llevar por una pasión sin control y quedó embarazada de su amante. Cuando ella le comentó del futuro hijo, el hombre estalló en cólera evadiendo toda responsabilidad y huyendo del pueblo. La Joven ante tal suceso, decidió tomar un brebaje hecho por una comadrona y así no pueda gestar al bebé, pero tarde fue su arrepentimiento ya que igual lo perdió. Loca y desquiciada, ella se dirigió al río del Caño Tagoto, y se lanzó en sus aguas hundiéndose ahí para siempre.