Según cuentan, los antiguos Mexicanos creían en la existencia de un dios llamado Tonacatecuhtli (dios mexica de la creación y de la fertilidad) quien junto con su esposa Tonacacíhuatl (la diosa protógona del sustento, de la furtividad, de lo inerte e inherente) tuvieron 4 hijos:
Tlantlauhqui: Era el dios de las mieses rojas o del maíz rojo.
Tezcatlipoca: es el señor del cielo y de la tierra, fuente de vida, tutela y amparo del hombre, origen del poder y la felicidad, dueño de las batallas, omnipresente, fuerte e invisible.
Quetzalcóatl: Es uno de los dioses que se le considera como una de las principales deidades. Él es grande en tamaño (su forma de Serpiente emplumada) con la fuerza de la Tierra (representada por el tótem coatl) y la fuerza del Cielo (representada por el tótem Quetzal).
Huitzilopochtli: fue la principal deidad de los mexicas, asociado con el sol.
Estos cuatros hijos, fueron los dioses que crearon la tierra tras unos 600 años de su nacimiento. Cada uno de ellos tenía diferentes tareas de las cuales primero crearon al sol y después a la tierra; luego crearon al primer hombre y primera mujer para que le dieran forma a la recién creada tierra.
Del primer hombre y la primera mujer nacieron los Macehuales, los cuales se encargaron de poblar la tierra. Después los dioses se encargaron de crear los días, los cuales estarían agrupados en años, luego crearon el infierno y el cielo. Por último los dioses crearon al dios y a la diosa del agua para que enviaran lluvias con las que puedan regar las tierras y así exista la vida.