Según cuentan, en un pueblo vivía un Hombre a lado de su Hija y para subsistir, él le dio a ella la tarea de cuidar de unas ovejas mientras el se encargaba de otras tareas.
Un día, apareció un Joven que la visitaba continuamente a la Chica, y con el tiempo ellos se hicieron muy buenos amigos. Ellos empezaron a jugar a un juego llamado "álzame", así que él la levantaba a ella y ella a él, hasta que un día de pronto, en dicho juego, la Chica notó que estaba volando.
Te recomendamos este mito: Las Sirenas
Desde aquel día, la Chica se dio cuenta que el Joven se había convertido en un Cóndor quien la había llevado a un nido muy alto sobre un barranco. El Cóndor la cuidaba y alimentaba. Le daba toda clase de rica comida para comer y bebidas para calmar su sed. Los años pasaron y la Chica se convirtió en Mujer, y junto al Cóndor, tuvieron un Hijo.
La Mujer lloraba por su padre a menudo por las noches. Ella siempre pensaba en él y cómo pudo permitirse abandonarlo y el no poder ayudarlo con el cuidado de los animales. Siempre se preguntaba si estará bien su padre o si comía bien hasta que un día, le dijo al Cóndor si la podría devolver a su hogar, pero él no le hacía caso. Ella le rogaba constantemente que le deje ver a su Padre pero del mismo modo, sólo fue en vano.
Un día, apareció un Picaflor, y ella llamándolo le dijo si le podía ayudar a bajar, ya que por mucho tiempo, y a pesar de tener un hijo con el Cóndor, este no le permitía ver a su Padre. El Picaflor le dijo que no llore, y que la ayudaría diciendo que le contaría a su Papá donde está y así, él la rescate. La Mujer le dijo que su hogar estaba lleno de flores hermosas y que le brindaría todas ellas si lograba cumplir su pedido.
El Picaflor voló hacia el hogar de la Mujer y encontrando al padre de ella, le dijo que había descubierto donde estaba ella, que era el nido alto en un barranco. Era la mujer de un Cóndor y que debido a la altura, sería difícil poder bajarla. Ambos pensaron llevar un burro y dos sapos (uno pequeño y otro grande). Cuando llegaron al Nido, rescataron a la Mujer y al bebé, luego dejaron los dos sapos en el Nido y huyeron de camino al pueblo.
Tras esto, el Picaflor voló hacia donde estaba el Cóndor y cuando llegó, le dijo que a su nido le había caído una terrible desgracia. El Cóndor confundido le preguntó que sucedió, a lo que el Picaflor le dijo que su Mujer e Hijo se habían convertido en Sapos. Sorprendido e intrigado, el Cóndor regresó lo más rápido que pudo a su nido, pero sólo encontró a los Sapos que dijo el Picaflor. Así, él no pudo hacer nada.
Por otro lado, la Mujer, su bebé y su Padre vivían felices en su casita. Y el Picaflor también gracias al regalo de la Mujer de darle todas las flores que él quería.
* Mito originario de Perú - Cusco