Según cuentan, unos padres consentían mucho a su hija llamada Isabel, y que le daban todos los juguetes que ella quería. Un día, ellos pasaron por una tienda de antigüedades e Isabel quiso una Muñeca de Porcelana que era tan bella que no podía dejar de pensar en ella y que decía ser la más linda para su colección. La muñeca era muy bonita, pero le faltaba un brazo; aún así, para Isabel era su anhelo. Su Madre, le dijo que le haga recordar para que al día siguiente la compre para ella.
Cuando Isabel llegó a casa con sus Padres, ella no podía dormir ya que pensaba mucho en la muñeca. Al día siguiente, ella tenía tanto sueño que no quiso saber nada de comprar la muñeca y no le recordó a su madre. Al llegar la noche y la hora de dormir, Isabel fue al piso de arriba y se acostó a lado de su Madre. Antes de conciliar el sueño, ella pudo escuchar una finita voz que decía:
"Subo 1... 2... 3 Escalones..."
Isabel avisó rápidamente a su Madre y ella, le dijo que no era nada y mejor duerma. Luego la niña fue a su habitación y de pronto, escuchó nuevamente:
"Subo 4... 5... 6 escalones...."
Isabel tenía mucho miedo pero luego, pensó que sólo era su imaginación hasta nuevamente escuchó:
"Subo 7... 8... 9... 10 escalones... Y ya estoy en el pasillo..."
Al día siguiente, la Madre de Isabel se levantó muy temprano y al no ver a su hija despierta, creyó que era porque le había costado dormir pensando en la muñeca y la dejó descansar. Conforme pasaron las horas, a la Madre le pareció raro que aun no despierte Isabel por lo que, decidió subir a su habitación y ver que sucedía. La desesperación fue tan grande ya que al entrar, vio a su hija sin vida, sin un brazo y a su lado, a la linda muñeca de la tienda de antigüedades que ya no le faltaba un brazo.