Según cuentan los habitantes de la ciudad de Corrientes, que hace mucho en el edificio de la Escuela Normal "Juan Pujol" (Argentina), suele verse durante las noches a una bella joven con hermosa vestimenta y un largo traje blanco acompañado de una capa roja. Esta joven recorre los pisos y escaleras de mármol con una vela encendida en la mano. Cuando llega el amanecer, misteriosamente esta persona desaparece misteriosamente en el acto.
Se dice que una familia adinerada, tenía una hermosa hija que muy joven fue engañada por un militar que le había prometido amor eterno y un matrimonio duradero. Tiempo después, ella quedó embarazada y dio luz a una hermosa niña. Conforme pasó el tiempo, el Militar dejó a la joven ya que se había casado con una Dama adinerada. Los hermanos de la Joven al enterarse que quedó como Madre soltera, la castigaron llevándola de vuelta en su enorme casa y la encerraron en un cuarto secreto.
La joven confinada en ese lugar, fue envejeciendo, se fue enfermando de melancolía y por el abandono ya que no le permitían tener visitas de nadie. Para iluminarse en la oscuridad de su habitación, sus hermanos le brindaron 3 velas por semanas que no le alcanzaban para ver tranquilamente hasta que un día de frío y humedad, ella falleció acompañada solamente por una vela encendida.
Desde ese entonces, su alma vaga con aquella vela encendida esperando, que alguien sople aquella flama para que pueda descansar en paz por todos los sufrimientos que tuvo en vida.
Muchos comentan que tras haber pasado muchos años, hay quienes juran haberla visto en diferentes épocas su fantasma. Ellos no tienen el valor de soplar su vela ya que al ver su figura sufrida transparente y doliente, con vestido camisón largo y rostro ojeroso con peinado desordenado, les paraliza totalmente sin darles tiempo de reaccionar.
Otros comentan que la escuchan llorar desconsoladamente como si cargara una enorme pena, pero debido al estruendo de su voz, no se atreven a preguntarle y prefieren huir antes de encontrarse con ella.
Otros comentan que la escuchan llorar desconsoladamente como si cargara una enorme pena, pero debido al estruendo de su voz, no se atreven a preguntarle y prefieren huir antes de encontrarse con ella.