El Fenix es un ave fabulosa considerada una especie de semidiós (mitología). Se dice que vivía en los desiertos de Arabia, Libia y Etiopía. Para los egipcios, el Fenix era un símbolo de la inmortalidad y dios protector de los muertos debido a su facilidad para resucitar de sus cenizas.
Su nombre proviene del griego "Phoenix" que significa "rojo", su plumaje es de color rojo con plumas doradas. Tanto era el honor y respeto hacia esta ave, que le dedicaron un templo en Heliópolis para que sea su hogar (que después fue la ciudad sagrada del Fénix). El ave, volvía cada 500 años a aquel lugar para morir y luego renacer de sus cenizas.
Antes de perecer, el Fénix construía su nido en lo alto de una montaña con sándalo (árbol de la india) y otras maderas y hierbas resinosas y perfumadas. Cuando terminó su nido y ya le llega la hora, se posa sobre su nido y abre sus majestuosas alas y luego, la luz del sol consume al ave y nido mientras ella canta su más bella canción. Al poco rato, sólo cenizas perfumadas quedan, pero tras un breve tiempo, de los restos incendiados aparece un huevo, que el mismo calor se encarga de calentar y empollar. De aquí, nace nuevamente el ave Fénix tan brillante como la luz de sol. Durante los años de su vida, el nuevo Fénix cuida el mundo y a las demás criaturas.
Antes de perecer, el Fénix construía su nido en lo alto de una montaña con sándalo (árbol de la india) y otras maderas y hierbas resinosas y perfumadas. Cuando terminó su nido y ya le llega la hora, se posa sobre su nido y abre sus majestuosas alas y luego, la luz del sol consume al ave y nido mientras ella canta su más bella canción. Al poco rato, sólo cenizas perfumadas quedan, pero tras un breve tiempo, de los restos incendiados aparece un huevo, que el mismo calor se encarga de calentar y empollar. De aquí, nace nuevamente el ave Fénix tan brillante como la luz de sol. Durante los años de su vida, el nuevo Fénix cuida el mundo y a las demás criaturas.
Algunos creían que los Fénix representaban el fuego y los Labradores les pedían en épocas de frío, que hiciera brillar el Sol para que sus cosechas sean prósperas y abundantes. Los Griegos por otra parte, llamaron al Fénix "Phoenicoperus". Ésto se debe a sus alas rojas y que más adelante se extendió por toda la Europa romana; por otro lado, este nombre fue adoptado por todos los científicos del mundo para denominar al Gran Flamenco.
Los pobladores griegos creían que el Fénix era un ave poseedora de alas perfumadas de fascinantes olores. En el Reino medio decían que era el guía del Sol y la asocian con el planeta Venus, además, lo representaban como una garza que aveces, llevaba una corona blanca y dos plumas o, una corona Atef (corona egipcia) o el Disco solar.
En la mitología del antiguo Egipto, al Ave Fénix la llamaban "Benu" que representaba al Sol, ya que muere en la noche y renace con la mañana. Durante la dominación Romana, los primeros cristianos influenciados por los cultos helénicos, hicieron de esta ave un símbolo viviente de la inmortalidad y resurrección.
Según el relato cristiano, el ave Fénix vivía en el Jardín del Paraíso y tenía su nido en un rosal. Cuando Adán y Eva fueron expulsados por el pecado de la manzana, de la espada de un ángel que los desterró, surgió una chispa que prendió el nido del Fénix y a su inquilino. También se dice que el Fénix había sido el único que no quiso probar la fruta prohibida, por eso, se le concedieron varios dones. Uno de ellos era el poder del fuego y la luz, pero por la cual se destacó más, fue por el de la inmortalidad de la cual, renacía de sus cenizas.
Cuando el Fénix le había llegado la hora de perecer, hacía su nido con especias y hierbas aromáticas, luego ponía un único huevo que lo empollaba durante tres días. Al tercer día, el ave ardía quemándose por completo, y al reducirse a cenizas, resurgía del huevo la misma ave Fénix, siempre única y eterna. Cada quinientos años, este proceso se repetía.
Según el relato cristiano, el ave Fénix vivía en el Jardín del Paraíso y tenía su nido en un rosal. Cuando Adán y Eva fueron expulsados por el pecado de la manzana, de la espada de un ángel que los desterró, surgió una chispa que prendió el nido del Fénix y a su inquilino. También se dice que el Fénix había sido el único que no quiso probar la fruta prohibida, por eso, se le concedieron varios dones. Uno de ellos era el poder del fuego y la luz, pero por la cual se destacó más, fue por el de la inmortalidad de la cual, renacía de sus cenizas.
Cuando el Fénix le había llegado la hora de perecer, hacía su nido con especias y hierbas aromáticas, luego ponía un único huevo que lo empollaba durante tres días. Al tercer día, el ave ardía quemándose por completo, y al reducirse a cenizas, resurgía del huevo la misma ave Fénix, siempre única y eterna. Cada quinientos años, este proceso se repetía.