Hace muchos años un Campesino se encontraba en una zona bastante solitaria donde cultivaba su maíz. Un día, decidió sembrar maíz del otro lado del río a lado de su Terreno más cerca de su casa, pero tenía que cruzar el profundo río para llegar a el, ya que no había otra forma. Un día, muy casando de constantemente cruzar el profundo río, dijo al aire:
"Le vendería mi alma al Diablo con tal de que haya un puente para cruzar éste río."
A los pocos segundos, apareció el Diablo bien presentable con saco y corbata que le dijo:
"Con mucho gusto cumpliré tu deseo. Si termino el Puente antes de que cante el primer Gallo, tu alma será mía. Si no lo logro, me iré sin llevar nada."
El Campesino aceptó y así, cerrando el trato con el Diablo, éste empezó a construir el Puente.
El Campesino estaba muy nervioso de que pueda perder su alma debido a que el Diablo construía el puente rápidamente. Conforme pasaban los días, su preocupación aumentaba y su Esposa empezó a notarlo. Él no lo decía nada para no preocuparla, pero la presión del avance del construcción del puente lo llevó a tal de desesperación, que decidió contarle. Una vez enterada, su Esposa le dijo:
"Ya no te preocupes. Acuéstate y deja todo en mis manos. El Diablo no se llevará nada."
La Mujer vigiló la construcción del puente, y cuando estaba a punto de ser terminado, empezó a pisotear con sus piernas y cantar como un Gallo. Las Gallinas al oír esto se despertaron y comenzaron a cacarear. El Diablo al notar dicho canto según lo pactado, se retiró y dejó el Puente sin terminar. El Campesino no perdió su alma.
Mucho tiempo después, varias Personas han intentando terminar el Puente, pero cada vez que ponían ladrillo alguno o intentaban construir parte del mismo, algo se caía. Algunos comentan que sólo el Diablo puede terminarlo, pero a cambio del alma de alguna persona.