Según cuenta, el Ucumar es una especie de hombre con apariencia bestial, horrible y peludo como un Oso o Mono (como un Yeti). Él habita en las cavernas de los montes Tucumanos o en el fondo de las quebradas, merodeando por las riberas de los ríos donde se baña y acecha en busca mujeres hermosas para cumplir su único fin: la Lujuria.
Él es ágil y fuerte pero no valiente. Brinca y salta, es meloso y feroz a la vez, Siempre vaga sin rumbo en busca de aventuras. Aquellos que dicen haberlo visto no han podido atraparlo o destruirlo. Otros dicen que la hembra del Ucumar da luz a machos y muy rara vez da a luz hembras.
Hay una creencia que dice que el Ucumar es un hijo no deseado de la relación entre una Sirvienta de campo y su Patrón. Cuando él nació, fue abandonado en el monte donde le creció el pelo y sobrevivió gracias a la ayuda de Lucifer.
Se dice que es perseguido constantemente por Inti (el Sol) ya que en su presencia no se atreve a practicar sus fechorías; sin embargo la Mama-Qilla (la Luna) parece ampararlo, pues bajo sus rayos de plata adormece la conciencia de las doncellas, cautivándolas.